Como en cada entrega de Hazlo tú mismo, pretendemos enseñar que la fotografía no es una práctica que dependa de tipo de equipo que tenemos o del megacurso que nos ha costado mil y pico, para ser un buen fotógrafo. Para ello mediante los tutoriales, pretendemos compartir nuestros conocimientos para hacer de la fotografía una afición en común.
En esta entrega os mostramos 11 accesorios de iluminación que podemos hacer nosotros mismos con casi ningún presupuesto. Comenzamos.
Este difusor es lo que su nombre indica, una servilleta de papel que dependiendo de los dobleces que le hagamos su efecto será más acusado o menos. Esto se ciñe a cualquier hoja de papel blanco que le coloquemos delante del flash siendo un buen difusor improvisado en casos de necesidad.
Os acordais de los envases de carretes de esas cámaras antiguas que teníais, pues nada mejor que estos para el flash integrado de nuestras réflex. Solo tenemos que abrir el envase, hacerle un corte rectangular para que se pueda introducir el flash y listo.
Este difusor está especializado para fotos macro. Su funcionamiento se basa en el flash servilleta en conjunto de un reflector, es decir, cortamos uno de los extremos del típico bote de pringles (después de limpiarlo claro) en el otro extremo lo tapamos con un trozo de papel, tela, plástico translúcido... eso siempre que sean de color blanco. Colocamos el bote o encima del objetivo para que el flash integrado entre dentro del compartimento o bien usamos un flash externo. El comportamiento es el aprovechamiento del interior de la lata de pringles como concentrador de la luz y el difusor esparce toda la luz reunida de forma suave sobre el sujeto.
Usando una simple botella de detergente o de refresco translúcida para que difumine la luz. Su uso es más apropiado para macrofotografía por su expansión de la luz delante del objetivo.
Mediante una caja de cartón podemos crearnos una tienda de luz suave para fotografiar pequeños bodegones e incluso para fotos macro. Este accesorio es muy fácil de realizar. Solo tendremos que tener una caja de cartón, dónde practicaremos unos cortes cuadrados en los laterales y en la parte superior. Después estos agujeros cuadrados, los cubriremos con papel vegetal, disponible en cualquier papelería. Mediante la iluminación a través de estas ventanas, podremos suavizar bastante la luz y con una cartulina curvada a modo de fondo tendremos esas fotografías de bodegón que siempre quisimos.
Este reflector es de lo más práctico por lo su sutileza y los buenos resultados que dan. No necesitamos más que una tarjeta de visita blanca (puede ser la nuestra claro..) y una gomilla. Lo mejor es que nos sirve con casi cualquier flash externo y cuando terminemos siempre podemos entregar la tarjeta. También es mucho más disimulado que el difusor tipo servilleta, ya que se parecen a las plaquitas de plástico que salen de los flashes más nuevos.
No es más que cualquier trozo de plástico, ya sea de una encuadernación, como de cualquier otra cosa mientras que sea blanco, translúcido y flexible para que se pueda adaptar mediante una goma elástica.
Mediante esta plantilla, ampliado a la escala donde la zona A, sea del tamaño de nuestro flash, con dos piezas una arriba y otra abajo. Los laterales lo taparemos a medida. Después pintamos de blanco el interior, o mejor pegamos papel de aluminio para concentrar la luz hacia la parte anterior, que cubriremos con papel vegetal, plástico, papel seda...
¿Quién no es adicto a los plásticos de burbujas? Pues envolviendo el flash con este plástico difuminaremos la luz de una forma bastante aceptable, puede que junto al difusor "servilleta" no sea muy presentable, siempre puede sacarnos de un apuro.
Se basa en el difusor de tarjeta, solo que usaremos una mayor superficie donde reflejar la luz. Usando el material goma Eva, que es altamente reflectante, tendremos una buena dispersión de la luz. Cabe decir que este reflector creado por Peter Gregg, está más recomendado su uso en interiores.
Este accesorio lo he dejado para el final por ser el más laborioso de fabricar. Consiste en un bol o ensaladera de metal pulido, una lata de conserva del diámetro de nuestro objetivo y un flash externo o el mismo integrado.
Para fabricarlo, hacemos un agujero en el bol del tamaño de la lata y lo pegamos mediante silicona o pegamento. Hacemos un agujero en la parte superior del tamaño de nuestro flash para poder introducir la luz dentro del bol y reflejar la luz hacia el centro. Así pues introducimos el objetivo en la lata y el flash en su sitio y tendremos un flash anular casero.
También podemos hacer una modificación mediante el típico molde para los bizcochos del tipo rosco. Con el no necesitaremos la lata, solo que su abertura sea del tamaño de nuestro objetivo o si no tendremos que ampliarlo mediante alguna sierra. Después también haremos el agujero para introducir uno o varios flashes y taparemos el molde excepto por el agujero, con algún material translúcido creando así no un reflector, sino un práctico flash anular.
Bueno eso es todo, si tenéis algún secretillo casero para hacer un accesorio fotográfico no dudéis en contárnoslo en los comentarios.
Vía Xatakafoto 1, 2
Vía Petapixel
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